El mayor enemigo del refrán español es el hecho de que tengamos que hacer un acto de fe sobre su existencia. Haber, parece que hay muchos, pero constatados fehacientemente, pocos. Por eso compuse mi Diccionario panhispánico de refranes de autoridades e ideológico que, hoy por hoy, es el único que aporta autoridades sobre la existencia y uso del refrán español.
Armando Fuertes Aguirre, "Catón", (12 oct, 2014) en Vanguardia/mx escribe: "El otro día, en el súper, una señora me preguntó por qué ya no he puesto aquí refranes y proverbios... En respuesta a ese amable reclamo este día incluyo los de mi última cosecha, sacados de lecturas recientes y de recientes viajes." Y a continuación nos da una retahíla de refranes sin aportar información científica de las lecturas ni de los viajes y sus fuentes. Todo de oídas. Quizá se los haya inventado.
Este es el grave problema de la lexicografía paremiológica castellana: se nos pide que aceptemos los refranes sin aportar información alguna de su procedencia, especialmente escrita.
En la Introducción a ese Diccionario panhispánico de refranes de autoridades (Barcelona, Editorial Herder, 2002) explico esto y mucho más que quiero traer a colación porque es importante.
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