English sounds are so many and so complicated to reproduce that prompted an English wit and playwrite to dwell on the subject in a wonderful play.
George Bernard Shaw, en su Prefacio a Pygmalion, A Professor of
Phonetics, que luego fue una película, My
Fair Lady, escribió sobre las dificultades de la fonética y ortografía
inglesas: “The English have no respect for their language, and will not teach
their children to speak it. They spell it so abominably that no man can teach
himself what it sounds like. It is impossible for an Englishman to open his
mouth without making some other Englishman hate or despise him.” Esto lo escribió en 1916, y lo podía
haber escrito hoy. Todo sigue igual. Y lo que es peor: no puede cambiar. La pronunciación de cualquier idioma es donde debemos dirigir todos nuestros esfuerzos porque es la dificultad y el reto máximos.
Algunos españoles se me han quejado de que los anglohablantes no hacen ningún esfuerzo por entenderlos. Siempre respondo: "Pronunciando así de mal, por mucho esfuerzo que hagan no te van a entender. No reconocen esos sonidos que emites."
Afortunadamente yo he simplificado este problema en mi PHONÉTICA INGLESA, un librito publicado por Anaya.
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