El estudio de los
idiomas, inclusive el propio, es una actividad de por vida.
No es cuestión de meses o años,
es cuestión de toda una vida. No se aprenden nunca en realidad. ¿Malas
noticias? Pues, no. Hay muchas actividades que requieren un constante estudio y
repaso. Si una persona de ochenta y cinco años hablase el idioma de su niñez,
apañado iba. El idioma que aprendió ya no es el mismo. Ha tenido que incorporar
a su vocabulario palabras como: móvil,
internet, euro, e-mail, vale,
finde… y ha tenido que
desechar otras, que ya no usa, como estraperlo,
maquis, teas, trébedes, a los pies de
usted, señora…
El Dios guarde a usted muchos años… pasó a la historia con el
franquismo; las despedidas en las cartas Quedo,
s.s.s q.e.s.m. (Quedo su seguro
servidor que estrecha su mano) ya no las recuerda nadie. Pero las nuevas frases, el nuevo vocabulario,
las nuevas formas de expresarse, hay que tenerlas presente y al día… SIEMPRE.
Estamos aprendiendo idioma constantemente. Estamos
aprendiendo muchas cosas constantemente. Y eso es bueno. Aprender cosas
importantes, no chorradas.
Esto vale para todos los idiomas... Y que no le engañen porque todo requiere un pequeño esfuerzo.
En mi libro El laberinto del idioma inglés explico más. También en mi Gramática inglesa para torpes.
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