Decía Salvador Pániker (1927-1917) que todos hablamos el idioma, o los idiomas, que nos han tocado en suerte, lo cual es muy verdad. También es cierto que lo importante es cómo empleamos ese, o esos, idiomas en la vida. Y me viene a las mientes el caso de Rafael Sabatini (1875-1960) que tenía un nombre tan rabiosamente italiano, y además lo era. Pero como su madre era inglesa y se crio con los abuelos en un pueblecito inglés, aprendió esa lengua, aparte del italiano de su padre. Los padres eran cantantes famosos y vivieron en Portugal y mandaron a Rafael a un colegio portugués. Ya más tarde enviaron al niño a un internado suizo donde adquirió el francés y el alemán. Y fue en francés el idioma con el cual empezó a escribir literatura. Y fue traductor en el ejército inglés en la primera guerra mundial. De entre los idiomas que el destino puso a su disposición, eligió Rafael el inglés para escribir Captain Blood, Scaramouche, El halcón del mar, que luego pasaron a la gran pantalla. Es pues Rafael Sabatini un autor en lengua inglesa por elección a quien leí de pequeño en la biblioteca de mi abuelo.
El destino nos da los idiomas y nosotros los empleamos, y cómo lo hacemos es muy importante.
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