No me equivoco si escribo aquí que en España la enseñanza –
desde guarderías a universidades, pasando por institutos de empresa,
y academias de todo tipo– es un negocio tan suculento como
el negocio de la prostitución. ¿Creen que exagero?
El British Council/Instituto Británico es una de las mejores máquinas
de generar dinero que ha creado el Imperio Británico y que
casi deja en pañales a la Honourable East India Company (que de honorable
no tenía nada).
¿Exagero otra vez?
«Mi hija ha ido siempre al British», oigo con frecuencia, como
si el «British» fuese Harvard o el MIT. La estupidez humana es algo
que debería estudiarse más a fondo.
En conjunción con la Universidad de Cambridge controla y confiere
el famosísimo First Certificate (que todos pronuncian «
sertífikeit
», como si del verbo se tratara) y que todos anhelan poseer como
el súmmum, el no va más, lo mejor. Pero la realidad revela que es
un negocio que genera mucho dinero en todo el mundo. El British
Council se aprovecha de la estupidez de la gente, del ansia de titulitis,
para recaudar muchas perras. Así de claro.
Pregunten cuánto
cuesta el dichoso examen. Yo mismo caí en sus redes de rapiña y fui
objeto de un timo con mi hijo de tres años.
Con el First Certificate y un euro y medio puede usted viajar en un autobús
en Madrid. Y eso simple y claramente es así porque hoy, en España, este certificado es papel mojado que no tiene ninguna validez
oficial. El First no está homologado en este país.
Los hay que con ese certificado en el bolsillo son incapaces de
mantener una conversación en inglés.
También los hay que con
una Licenciatura en Filología inglesa tampoco pueden expresarse
con soltura.
Trato de explicar que es necesario aprender inglés.
Es mejor hablar
el idioma bien y con soltura en una entrevista que reseñar en
el currículum que se tiene el First. Obras son amores y no buenas razones.
Por ejemplo, mi alumno David Díaz de Quijano. traduce en su oficina,
lleva correspondencia en inglés, redacta en las dos lenguas…
pero le pidieron, a pesar de la evidencia, que obtuviese el First. Y lo
consiguió, claro. Pero la pregunta es ¿para qué?
Los padres aquejados de la enfermedad de la titulitis quieren que
su hija de 16 años se presente al First. Y yo les pregunto… ¿Para
qué? ¿Qué va a hacer la niña con el First Certificate a los 16 años?
Todavía tiene mucho castellano que aprender y mucho inglés que
dominar y mucha cultura que obtener. No hay prisa. Todo a su
tiempo.
He entresacada esto de mi
El laberinto del idioma inglés, Ediciones del Serbal, 2009.