Es natural que nos sintamos
inferiores cuando tratamos de mantener una conversación en un idioma que no
dominamos del todo. Con frecuencia nos falta vocabulario o la necesaria base
gramatical para expresar nuestras ideas. Titubeamos, paramos, y no queremos
hacer esperar al interlocutor. Todo eso es normal. Pero no hay por qué sufrir.
En absoluto. Si nuestro interlocutor es norteamericano, por ejemplo, y no sabe
español, nos comunicamos con él, aunque sea de manera algo deficiente, gracias
a nuestro esfuerzo; gracias a que hemos estudiado y estamos estudiando la
lengua inglesa. Si no le parece bien el dominio que tenemos del inglés, siempre
podemos cambiar al castellano… pero eso no es posible porque él no sabe esta
lengua. Así que deberá dar gracias él por poder entenderse con una persona que
ha hecho y hace un esfuerzo por comunicarse con él en su idioma. Así que ¡fuera
complejos!
Si tratamos de comunicarnos en
Praga con un checo en inglés, igual que antes. En este caso los dos habéis
hecho un esfuerzo para aprender inglés y poderos comunicar. No hay por qué
sentirse apocado ni incómodo.
Siempre he creído que es muy
de agradecer que la gente trate de hablar nuestro idioma, sea éste inglés o
castellano.
Así que
fuera miedos y a hablar y emplear lo que sabemos. Tratando siempre de mejorar y
profundizar el dominio que tengamos.
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