Tenemos que plantearnos las
cosas de manera realista. Tampoco hay que invertir demasiado tiempo y esfuerzo
–y dinero- en la adquisición de una segunda lengua si lo que pretendemos, desde
el principio, es viajar un par de semanas al año para visitar Irlanda, el
Canadá, Estados Unidos o Australia, y poder pedir de comer, alquilar un coche y
leer los cartelitos de las carreteras.
Si lo que buscamos en ese
aprendizaje es trabajar mejor en nuestro empleo, si queremos estar preparados
en el mundo laboral y competir bien y mejor que los demás, entonces el esfuerzo
y el tiempo –y el dinero- que hay que invertir es mayor.
Y si pretendemos abrirnos
camino en la vida en la ciencia, en economía, en los negocios, en las nuevas
tecnologías, en la diplomacia… un conocimiento profundo del idioma inglés es
esencial, vital inclusive. Ya no es cuestión de chapurrear, hay que
profundizar, bucear en las entrañas del océano lingüístico anglosajón. Es
necesario hablarlo, entenderlo, leerlo y escribirlo muy bien. No valen las
medianías.
Cada cual debe plantearse esta
cuestión antes de lanzarse del trampolín que representa su propio idioma.
Creo que nadie debe comenzar a
aprender inglés como quien se lanza, de buenas a primeras, a hacer ejercicio
físico sin saber exactamente lo que implica esa decisión, alocada a veces.
Recordemos lo que nos dice Enrique Vila-Matas en su Bartleby y compañía “En cuanto aprendes inglés empiezan las
complicaciones. Por mucho que lo intentes, siempre llegas a esta conclusión.”
¿De qué tipo de complicaciones nos habla? Quizá sea porque veremos la vida con
más optimismo, porque querremos hacer más cosas y mejor, porque nos daremos
cuenta de que la envidia la podemos sustituir por emulación… ¡Vaya Ud. a saber!
Hace años veía yo a gente
asistir a mis clases y me preguntaba ¿para qué querrá esta persona aprender
inglés? En mi opinión aquel alumno ni siquiera sabía español, ni tenía cultura,
ni dinero, ni formación… Creo ahora que el aprendizaje del inglés era una moda
y todos querían estar a la moda, hacer lo que los demás. Ahora todos quieren
apuntarse a un gimnasio y estar esbeltos… y al mes lo dejan.
Más en mi EL LABERINTO DEL IDIOMA INGLÉS, Serbal, 2010.
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