“Ya sabemos que el lenguaje no flota en una burbuja,
ajeno a sus circunstancias; no es sólo sonido con significado. El idioma
refleja siempre una cultura, una historia, unas costumbres, un clima, unas
ideas religiosas, unas canciones, una gastronomía. La lengua inglesa es espejo
del carácter
del pueblo que la ha ido puliendo y cambiando a través de
los siglos.
Sabido es el carácter práctico y comercial de los pueblos
británicos. Time is money; business is business; a penny saved is a
penny earned; penny wise, pound foolish; in for a penny, in for a pound; as sound as
a dollar; another day, another dollar; cash and carry; frases inglesas típicas. Esa actitud práctica se refleja en el inglés
escrito de hoy; un idioma que va al grano y al que le repulsa la palabrería
vana. La locuacidad, la verborrea en escritos, es un pecado que los lectores en
general, y los anglohablantes en particular, no perdonan.”
De mi ESCRIBIR Y
COMUNICAR EN INGLÉS, con prólogo del historiador de la University of Notre Dame Felipe Fernandez-Armesto, (Oberón/Anaya, Noviembre 2016.)
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