He malgastado muchas horas de mi vida lidiando con editores y tengo tantas anécdotas de todo tipo, principalmente chuscas y surrealistas, que podría componer un librito. Lo que más me ha impresionado de mis relaciones con ellos es que no saben escribir. Juzgan tus escritos, los critican, los rechazan, los ignoran… y ellos son incapaces de componer un e-mail medio decente. Y esto sirve para editores en lengua inglesa también, no vayan a creer. La cortesía, la urbanidad, la cultura general, la consideración más elemental para con los demás no va con ellos. Ven a los autores como enemigos más que aliados. Así que, si quiere usted publicar algo, ármese de la paciencia de Job, ponga la otra mejilla, bájese los pantalones… y enciéndale una vela a San Judas, patrón de lo imposible.
El pintor y escritor José Gutiérrez Solana dice en La España negra (1920): "Si lo llevas (el libro) a un editor, te lo rechazará; tienes que tener en cuenta que todos los editores y libreros son muy brutos, y que la mayoría, antes de serlo, han sido prestamistas y mulas de varas..." Por cierto, la obra escrita de Solana, que escribía como pintaba, vale la pena de leerse.
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