Ayer un alumno me preguntó mi parecer acerca de su intención de ir a un pueblo cercano a Madrid a participar en un curso de inmersión de cinco días a cambio de un riñón o un ojo de la cara, no recuerdo. "Hablaré sólo inglés durante cinco días", me explicaba.
Ya se pueden imaginar lo que le dije. Pero me hace reflexionar sobre la capacidad de la gente por dejarse engañar, timar, embaucar, tomar el pelo en estas cuestiones del aprendizaje. ¿Y saben por qué? Pues creo que es por el desconocimiento de qué es el lenguaje, qué es un idioma, cómo funciona, cómo se aprende y cómo se maneja. Y como siempre necesitamos un culpable, pues lo encuantro en mi gremio: en el profesorado de lengua... sea esta castellana, inglesa o aranesa. O somos tontos (que lo somos), o somos ignorantes (que lo somos) o somos incapaces (que lo somos) de hacer comprender de qué va esto de expresar ideas por medio de la voz.
Yo me desgañito, me quedo ronco, hasta pierdo la voz una vez al año... pero nada; el resultado es que mis propios alumnos creen que en cinco días y gastándose una pasta gansa van a hablar inglés. ¡Ilusos!
Bueno... ya explicaré más... Pero de momento: QUE NO LES ENGAÑEN, QUE NO LES TIMEN, por favor.
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