La tradición diccionarista
inglesa y norteamericana viene de muy atrás. Hay una cultura del diccionario,
de su posesión, de su consulta en los países anglosajones que no existe en
España. Los diccionarios son fuente de información de todo tipo. En lengua inglesa
te dan información de uso, notas gramaticales y la pronunciación. Como la
pronunciación es insospechada, es necesario consultar el diccionario para saber
de las tres posibles pronunciaciones que pueda tener una palabra, cuál es la
más común. En España poca gente tiene un diccionario de la lengua española y
cuando sacan uno, es anticuado y pobretón, el que tuvieron que comprar para el
colegio, cuando iban al colegio. No se dan cuenta de que el idioma, repito, es
una herramienta fundamental, y saber el verdadero significado de las palabras
lo más esencial.
Siempre recomiendo comprar un
diccionario inglés-inglés simple, fácil. También recomiendo que se use con
frecuencia. Si buscamos la palabra pen
encontraremos muchos significados en inglés. Y si todavía no sabemos inglés lo
suficientemente bien entonces deberemos echar mano de un Diccionario bilingüe,
castellano e inglés.
La lexicografía bilingüe es el
pariente pobre de la lexicografía. Como pariente pobretón que es se la deja en
manos de cualquiera, normalmente de jovencitos “bilingües” agrupados en
“equipos” a los que se les da, a unos la “A”, a otros la “B”… y el resultado es
un galimatías. No podemos echar las culpas a nadie, no hay responsable, no hay
editor-jefe. Todos esos equipos tienen vocación de corsarios de rapiña: entran
a saco en varios diccionarios y se lo llevan todo, y de paso se llevan los
errores también.
Por eso recomiendo el uso de
diccionarios bilingües para “recordar” o para ver si suena la flauta de la
equivalencia cabal por casualidad. A veces sí. Cualquier diccionario de estos
puede servir en este momento.
No se deje influenciar porque
le digan que es “gordo”, o tiene más palabras. No se trata de que sea grande,
ni tampoco que tenga muchas palabras. La cuestión es si lleva las palabras que
vamos a emplear en nuestra vida normal, las que vamos a leer, las que vamos a
oír. Y no le pida opinión a la vendedora de departamento de libros de algunos
grandes almacenes. No tiene ni idea, y demos gracias porque se medio expresa en
español. Pida consejo a un experto, que es lo suyo.
Lo mejor es tener por lo menos
cuatro diccionarios diferentes: se complementan, y uno tiene lo que no tienen los otros.
Pero esto es caro y, además, ocupa lugar en casa.
Y que no se me olvide: El sistema alfabético es esencial y tenemos que
saberlo a la perfección, como el sistema métrico decimal. En la lengua inglesa deletrear es primordial, con letras, con
el alfabeto. Y los diccionarios están clasificados por orden alfabético; un
orden que, aunque arbitrario, nos es muy útil para buscar y encontrar. Pero hay más en mi LABERINTO DEL IDIOMA INGLÉS, de ediciones del Serbal, 2009 y con prólogo del Dr. James A. Parr, de la Universidad de California.
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