Hay
muchos libros técnicos que tratan de explicar la entonación, la cadencia
del idioma inglés, por medio de frases con flechitas que apuntan hacia arriba,
hacia abajo o hacia ninguna parte. Estos signos, cabalísticos casi, no nos
llevan a ninguna parte y pueden confundir lo que en realidad no es tan
complicado.
En
castellano tenemos tantas entonaciones
o cantes que es casi imposible
recordarlas todas. Reconocemos a un argentino, a un mexicano, a un cubano o a
un andaluz o un gallego por su entonación. Y en inglés ocurre lo mismo, y así
como en castellano no podemos hablar de una entonación típicamente del idioma
español, tampoco podemos describir una entonación
típicamente inglesa, del idioma inglés.
Cierto
es, como ya he apuntado en otras partes de mi libro Phonética inglesa para torpes (Anaya, 2015) que cada cual cree que
su entonación es la perfecta y la mejor. Los típicos británicos de bombín y five-o’clock tea –si es que queda
alguno- emplean un “cante” que es poco menos que de broma, pero esos ya casi han
desaparecido.
Hay mucho más en Phonética inglesa para torpes (Oberón, Anaya, 2015.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario