Tiempo: Todo
requiere su tiempo: la gestación de una nueva vida, la lectura de un libro, la
cocción de un guiso, viajar a Nueva York, sobreponerse a una gripe… y adquirir
una nueva habilidad, como dominar un idioma nuevo, que es nuestro caso. La
impaciencia de la falta de resultados rápidos y la posibilidad de alargar el
periodo de estudio durante un espacio de tiempo que se nos antoja largo acaba
con muchas buenas intenciones. Pero de eso no tiene la culpa el alumno, sino
las falsas expectativas que le han inculcado los vendedores de fantasías. Sin
esfuerzo y sin tiempo no sólo no se adquiere un idioma, es que no se adquiere
nada. Habría que avisar explicando que la tarea es ardua y que lleva tiempo;
una especie de simposio preliminar donde quedase claro dónde se mete el alumno
y explicarle lo que debe esperar del curso en el que se enrola.
Pero es que tenemos tantas
actividades y tan poco tiempo; queremos desarrollar una actividad que se
multiplica constantemente, porque no nos queremos perder nada, pero nuestro
tiempo físico es siempre el mismo: 24 horas al día, ni una más, ni una menos. Y
el cuerpo necesita atención, sueño, comida, descanso, ejercicio… que nos roba
tiempo, lo queramos o no. Y con el resto tenemos que hacer malabares, igual que
mantener una familia con un sueldo escaso.
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