Tanto el Instituto Cervantes como la RAE (y todas las instituciones
asociadas) se congratulan constantemente
por la importancia del idioma castellano-español, aduciendo que tiene tantos
millones de hablantes en el mundo. Todos muy contentos, sin pararse a pensar
que los idiomas no cobran importancia por el número de hablantes sino (aparte
de las cuestiones económicas y bélicas) por la producción científica, técnica,
literaria, artística que se desarrolla en una lengua dada. Las fantasías
triunfalistas (propias de otros momentos históricos) no sirven para nada, si no
mejoramos cultura, ciencia, arte, tecnología, medicina, hispánicas, en la
lengua de Cervantes. Lo demás son zarandajas impropias de gente seria y culta. (Ahí
va eso).
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