sábado, 20 de junio de 2020
La TV y la corrupción del idioma
Son los hablantes los que cambian el idioma, introduciendo paulatinamente modificaciones que acaban imponiéndose, de manera evolutiva. Pero, como en la naturaleza, también hay elementos externos, ajenos al ser evolutivo del idioma, que lo daña y cambia, forzando maneras de expresión foráneas y hasta odiosas.
La televisión tiene un impacto negativo en el habla castellana de la Península. Los anuncios se repiten de manera machacona, cambiando maneras de decir tradicionales.
--Un niño nos dice que "de mayor quiero ser un bombero", cuando en castellano queremos ser bombero, abogado, político (¿?), curandero. ¿Será porque los televisivos saben una miaja de inglés? "I want to be a fireman" diría un niño inglés.
--Los verbos pronominales sirven de poco para los "responsables de contenido" de la caja tonta: "Duele mi rodilla" oímos cuando nos quieren vender un calmante. "My knee hurts" suena bien en la lengua de John Milton, pero no en la de Benito Pérez Galdós, que diría "me duele la rodilla".
Luego resulta que estos mequetrefes que importan maneras de decir anglosajonas, sólo chapurrean el inglés, y. además, de mala manera. ¿No hay nadie que les llame la atención?
El Sr. López es abogado y su mujer juez. Al Sr, López se le cae el pelo mucho. (Mr. Lopez is a lawyer and his wife is a justice. Mr. Lopez´s hair is falling fast.
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