De muy jovencito mis amigos y condiscípulos nos hablábamos de usted, nos ustedeábamos. Los profesores también lo hacían, y hasta nos llamaban "señor". Un amigo de mi edad hablaba de usted a su padre hasta hace poco, que falleció el señor.
Hablábamos de usted a desconocidos, a profesores, a los mayores, a clientes, al cura, a la policía, como señal de respeto y de pocas familiaridades.
Hablábamos de tú, tuteábamos, a la familia (en las ciudades), a subalternos, a los niños, a amigos íntimos, los profesores entre sí, como señal de acercamiento y familiaridad.
Pero todo eso ha cambiado. El "tú" ha ganado la batalla, con eso de la igualdad esa, del ahí me las den todas, del todo vale. Ya no hay distinciones de ningún tipo. ¡Hala!
Oigo a un policía, que no ha salido del cascarón, cómo me tutea, como si yo fuera su igual. Las dependientas, que pudieran ser mis nietas, me preguntan: "¿Qué deseas?" No nos conocemos de nada.
El idioma cambia porque la sociología cambia, y no al revés. Esto es importante. La gente hace los cambios al idioma, y no el idioma a la gente.
Al extranjero le digo: "En la duda, emplee usted." No dé un patinazo. Ya le dirán "tutéame, John, por favor, que me haces vieja."
En la duda, siempre usted.
El idioma inglés, sin tener el tú ahora, tiene el mismo problema y ya hablaré de eso en otra ocasión.
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