Si alguien le habla a usted en
un castellano defectuoso y con un fuerte acento británico, en la calle, por
ejemplo, contéstele siempre en español vocalizando bien y hablando
pausadamente. Jamás le responda en inglés. Creo que no hay nada más descortés y
ofensivo que desairar a una persona que trata de expresarse en el idioma que
está aprendiendo, cambiando al suyo, que es como decirle: “Habla usted tan mal
que no tengo más remedio que ayudarle en su propio idioma.” Ah, y no hable a gritos, que el que habla el castellano mal no siempre es sordo.
Con cierta frecuencia y cuando
viajo a los Estados Unidos y en el avión, aeropuerto, se dirige a mí, en inglés, gente que domina esa
lengua macarrónicamente… y a pesar de las dificultades que noto en el hablante,
siempre contesto en inglés también. Al final del trayecto, y después de la, a
menudo, penosa conversación, me permito decirles alguna cosilla en castellano,
que les sorprende mucho. Pero por nada del mundo quisiera hacerles el desaire
de darles a entender que su inglés es deficiente, aunque resulte penoso y
fatigoso escucharles.
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