Aprender un idioma y dominarlo bien, con soltura y a todos los niveles,
incluso el propio no es cuestión baladí. Pero ya nos decía Spinoza que
todo lo bueno es difícil de conseguir, ya que de no ser así, todos seríamos
políglotas. Pero, como siempre, muchos son los llamados y pocos los
elegidos... simplemente porque unos hacen el esfuerzo y otros, la
mayoría, no se molestan. Los cómodos.
Aprender un idioma bien, incluso el propio,
es posible... y nos abre las puertas a nuevas maneras de pensar, de
acceder a otras culturas, a otras aventuras educativas o espirituales.
La inversión de tiempo vale la pena.
Hagamos ese esfuerzo todos y
dediquemos unos minutos, quince al día, todos los días del año, a mejorar y adquirir más francés,
inglés, castellano, urdu... el idioma que sea. Saber dos idiomas redobla
nuestras posibilidades. Hablar tres las triplica. Y las cosas se están poniendo feas y debemos prepararnos para la pelea cósmica del futuro.
¿Vamos a intentarlo?
Ánimo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario