Aprender a tocar un instrumento musical exige dedicación diaria, esfuerzo, disciplina, práctica, constancia, tesón y ganas, durante años.
El aprendizaje de un segundo idioma es casi lo mismo.
Decía Pablo de Sarasate que después de 40 años tocando el violín 12 horas al día, había gente que le decía que qué suerte tenía de tocar tan bien. ¡Suerte!
A los 85 años Andrés Segovia practicaba la guitarra 6 horas diarias.
Para dominar y tener un idioma afinado siempre, hay que trabajarlo, pulirlo, escucharlo, practicarlo, mejorarlo, escribirlo... todos los días.
Los virtuosos del violín nunca arrinconan su herramienta de trabajo mientras esperan el próximo concierto.
No desempolve y se ponga a estudiar inglés sólo cuando surja la posibilidad de un empleo... quizá para entonces sea ya demasiado tarde y se haya perdido mucho.
José Iturbi decía que su secreto al piano había consistido en practicar 3 o 4 horas al día durante 62 años.
Escuche, lea, escriba y hable el inglés TODOS los días, aunque sólo sea media hora. Deje de ser un mediocre lingüístico, por favor.
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