LOS CLÁSICOS Y SU SABIDURÍA
Con la literatura clásica podemos aprender mucho, además de entretenernos. Ya nos dijo Jorge Santayana que las grandes obras literarias nos enseñaban a ser, a convertirnos en algo mejor. Por ejemplo, Cecilia Böhl de Faber nos dice en La gaviota: "¿No sabes el refrán: haz bien y no mires a quién?" Y José María de Pereda, en La puchera, nos advierte de que "... no hay cuesta abajo sin cuesta arriba." Leopoldo Alas, no se queda corto y nos dice en La regenta: "... hasta el fin nadie es dichoso." Pero la recomendación que más me gusta la leo en El desengaño amoroso, de María de Zayas y Sotomayor: "A los animosos ayuda la fortuna." En Trafalgar, obra que recomiendo, Benito Pérez Galdós explica que "donde hay patrón no manda marinero." En su lecho de muerte, Don Quijote dice "Para todo hay remedio sino es para la muerte", que escribió Miguel de Cervantes. Es bueno saber todo esto y escardarlo en nuestros clásicos, en vez de leer libros de autoayuda, porque ya nos lo decía Cervantes: "El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho."
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