Por algún misterioso motivo neuronal que yo desconozco, los idiomas se hablan a golpe de frases. En la vida cotidiana, el nativo siempre empleará una locución en vez de usar una palabra solamente. Esto vale para los idiomas castellano e inglés, y me atrevo a decir que para todos los demás. Y cada uno de ellos va a su aire, atento sólo a su propio entramado. Y es que en el principio fue la palabra, la creadora del idioma, a la que siguió -no se sabe cuándo- la fraseología con la que el lenguaje dio un paso más allá y abrió horizontes. Se libera el idioma de la palabra-significado y da rienda suelta a la imaginación para liberar el pensamiento creando más posibilidades de expresión. La expansión del idioma surge con la fraseología, con la frase idiomática, con el giro, con el modismo.
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