Siempre que oigo la frase: "las mejores croquetas del mundo" o "la mejor paella de Zamora", o "el mejor bocadillo de calamares de Madrid" me entra una cierta melancolía. Me apena que se emplee eso de "lo mejor" con tanta alegría a la par de con tanta falta de respeto y de interés científico. El idioma debiera ser preciso y responder a una sólida base fehaciente y demostrable. Emplear las palabras alegremente, sin ton ni son, apesadumbra, entristece y desuela, por lo menos a mí. "El mejor español se habla en X" o "la mejor pronunciación inglesa se oye en X" son frases hueras que nada tienen que ver con la realidad. "Mejor" ya se ha convertido en una palabra hiperbólica que debemos tomar cum grano salis, como decían los latinos. Además, ya sabemos que "the best is the enemy of the good" o "lo mejor es enemigo de lo bueno." Ahí queda eso, para reflexionar cuando te hablen de la "mejor" novela del siglo XXI, o de la "mejor" película del año.
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