Cargado con un B.A. de Duquesne University y un M.A. de la University of Pittsburgh, llegué a Madrid dispuesto a Doctorarme en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense, antes Universidad Central. Para mi tesis doctoral elegí estudiar la obra del novelista de moda en aquella época, Zunzunegui, miembro de la RAE y ganador de muchos premios literarios. Me movió el hecho de que poco se había escrito sobre su producción literaria que ya era extensa. Esto se debía al carácter seco y serio del novelista, que las cantaba claras al lucero del alba. Tenía su despacho en la calle Viriato y fui a verle con una carta de presentación de mi tío, Reyes Carbonell, de la Duquesne University, a quien Zunzunegui le había escrito un prólogo para su El hombre sobre el armario. Con maneras corteses pero bruscas, me dio recortes de periódico, artículos sobre él y su obra y una carta para el catedrático de la Complutense Joaquín de Entrambasaguas, que fue quien me dirigió la tesis y la prologó cuando apareció impresa.
Juan Antonio de Zunzunegui, muy vasco él, retrató el Madrid de aquella época fielmente, con sus personajes de postguerra, con las miserias del día a día de entonces. Me leí toda su obra y reflexione sobre ella y conseguí un Sobresaliente por mis esfuerzos. He colgado La novelística de Juan Antonio de Zunzunegui en Internet. Como anécdota curiosa, tuve que ir a una imprenta para que me hicieran 30 ejemplares que debía entregar a la Facultad, pagados, claro, de mi bolsillo.
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