El empleo desaforado de la preposición de delante de que cuando no es necesaria: Me ha dicho de que no le interesa, debe ser me ha dicho que no le interesa. Me alegro de que hayas llegado bien, debe ser me alegro que hayas llegado bien. No creo de que llueva, es no creo que llueva.
Debe emplearse de cuando el verbo domina esta
preposición: informar de, avisar de, dudar de, cuidar de, preocuparse
de y no con otros verbos que no la rigen: le informamos de que no abriremos mañana, dudo de que diga la verdad.
Una regla útil es:
si la pregunta lleva de, se emplea.
Por ejemplo: ¿De qué se preocupa? Se preocupa de que llueva. ¿De qué duda? Duda
de la opinión del jefe. Pero: ¿En qué piensa? Piensa en la economía. ¿De qué
tiembla? Tiembla de frío.
No se debe decir: Temo de que no venga. Pienso de que no lo
comprará. (Aplíquese aquí la prueba de la pregunta.)
No escriba: te digo de que vamos a tener mal tiempo, sino
te digo que vamos a tener mal tiempo.
No escriba: Creo de que mañana no lloverá
sino creo que mañana no lloverá.
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