La unión de los sonidos
entre palabras se denomina sinalefa
en castellano y liaison en lengua
inglesa –y francesa- y presenta el gran escollo para la comprensión de un
idioma, de cualquier idioma. Es una contracción cuando los sonidos se enlazan,
y siempre se enlazan. Un ejemplo es no me
ha dicho nada de eso, que en la conversación corriente podría resultar como
no m’ha dicho na’ d’eso. Muy alto
suena como mu’alto. ¿Qué hay, tío? Puede sonar como ¿K’ai, tío? ¿Sabe
usted? Llegará a nuestros oídos como ¿sausté? Lo mismo ocurre en inglés.
Hablamos así: ¿ketadicholtíose? Y escribimos así: ¿qué te ha dicho el tío ése? Y nunca
pronunciamos las frases palabra a palabra: ¿Qué-te-ha-di-cho-el-tío-é-se?
Tengamos
siempre presente que un extranjero no
debe nunca tratar de imitar la pronunciación de la calle. No se le
comprenderá y hasta hará reír, al quedar fuera de lugar. La pronunciación correcta y culta es la
que se comprende mejor y la que evitará que nos pregunten constantemente: What? Los sonidos bien enunciados nos
darán aplomo y una cierta aura de conocedores del idioma. Además, el nativo
nunca espera que un extranjero hable como un pandillero de Harlem.
De mi inminente libro PHONÉTICA INGLESA PARA TORPES, Anaya, 2015.
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